El problema de los instantes
Después del artículo anterior me quedo pensando que solamente un instante es necesario para cualquier cosa. Ya que siguiendo los pasos que se requieren en la continuidad del tiempo, basta solo un instante para su culminación. Ahí termina o comienza algo. En un instante se nace o se muere. Se da el primer paso o el final. En ese instantáneo momento puede ocurrir el acontecimiento. Estamos pues, sometidos, en el pasar de las horas, a un momento definitivo que será eso nada más.
En un momento te puede ocurrir la caída o la levantada, el delito o la virtud. En esencia es el punto de llegada de cualquier dirección, de lo que empieza o se acaba.
Un instante es determinante de un gozo o una pena, de la felicidad o la desgracia, de la suerte o el infortunio, del fracaso o la estabilidad. Vale tanto el tiempo en su conjunto como en sus componentes, pero mucho mas la fracción categórica de un resultado que ya no tiene devolución.
Hay una frase conocida que dice “el tiempo es oro”. Pero es mucho más que eso, es vida y no se te olvide que la vida vale más que el oro. La vida está anclada en el tiempo y es éste quien le pone los límites.
Porque cuando menos piensas, estas viejo y no hay reversa alguna.
DEBEMOS CONOCER EL VALOR DE UN INSTANTE PARA APROVECHARLO EN SU MAXIMA EXPRESIÓN. PARA QUE CUANDO SE DEFINA EL DESTINO HAYAMOS DISFRUTADO CADA MINUTO DE NUESTRA VIDA.
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